Litha en Navidad

Hace casi un mes y medio, muy poco antes del sabbat pasado (Beltane), sufrí una experiencia de abandono que ha sido de las más fuertes y determinantes de mi vida. Ya había alcanzado a publicar el artículo de Beltane en la versión hispana de mi blog, pero dejé a la mitad el borrador en la versión en inglés.

Mientras recogía lo pedazos de mí misma y los juntaba para que volvieran a unirse los pedazos de carne entre sí, comenzando la sanación, pensé muchas veces que abandonaría este proyecto. Otras veces más bien me decía que, a toda costa, aunque no tuviese suficientes fuerzas, debía continuarlo. 

Más adelante comenzaron a haber cambios impresionantes en mi vida que aún estoy experimentando, procesando y comprendiendo, pero de los cuales he sacado ya experiencias maravillosas y, más importante todavía, aprendizajes. Este giro en mi vida también me ha llevado a pensar en abandonar este proyecto, dado que el curso de mi vida y el paradigma de esta misma han cambiado totalmente. Y sin embargo, al menos por ahora, he decido continuar, para ver si en este nuevo capítulo que estoy viviendo me es posible seguir con este proyecto, y si tiene sentido hacerlo. A fin de cuentas, el paganismo científico es parte de mi identidad todavía, quizás hasta más que antes.

Pero en esta ocasión, debido a todo lo que mencioné anteriormente, escribiré de modo distinto. Hablaré de Litha y la experiencia de vivir este sabbat en Navidad (o más bien lo contrario: vivir la Navidad en Litha), aludiendo simplemente a mi experiencia, mis ideas y el conocimiento que ya es parte de mí, sin referencias que respalden lo planteado. Hago esto por comodidad y rapidez, puesto que no tengo en este periodo de mi vida suficiente ánimo ni tiempo para hacer una revisión bibliográfica. Confío en que, de todos modos, la revisión que haré de mi vida y sus aprendizajes, pueda ser valiosa para alguien; y si no lo es, al menos lo será para mí misma, que ya me he nutrido de sobremanera con el trabajo hecho en este blog. 

Comencemos.


                            

Figura 1. Interior de una casa en una caminata nocturna por Conchalí, Santiago, Chile, donde las luces navideñas le pueden dar energía al Sol que de a poco se está alejando de la Tierra. 


Litha: el solsticio de verano

Litha es la celebración neopagana que se corresponde con el solsticio de verano, fenómeno físico que se corresponde con aquella posición de la Tierra en que los rayos del sol le llegan de manera más directa, con lo que el día en que ocurre este es el día con más horas de luz en el año. Como siempre, te invito a que si no conoces sobre la celebración de Litha, investigues más sobre esta. 



Figura 2. Diferencia en la llegada de la luz solar en cada hemisferio, a lo largo del año solar. Note que durante el solsticio de verano (izquierda de la imagen en el hemisferio norte, derecha de la imagen en el hemisferio sur), los rayos llegan de manera más directa, lo que hace que este sea el día con mayor cantidad de horas de luz. Imagen de Martínez Germán, tomada de El Sol de México, https://www.elsoldemexico.com.mx/doble-via/ciencia/llega-el-solsticio-de-verano-el-dia-mas-largo-y-la-noche-mas-corta-del-ano-por-que-aumentan-y-disminuyen-las-horas-de-luz-y-obscuridad-6865974.html. 


Como ya he mencionado previamente en el artículo de Beltane, existe un desfase temporal entre el aumento de la luz y la temperatura en el planeta Tierra. En este caso, es importante entender que el día del solsticio de verano se corresponde con el día más largo del año (en horas de luz), pero no con el día más caluroso, el cual vendría más adelante (y se corresponde con Lammas). Al comprender que el solsticio se corresponde con una posición precisa del planeta en que será el punto en que recibe más luz, podemos entender también que los días previos y posteriores al evento también cuentan con una considerable cantidad de horas-luz, lo que significa que todo el período que rodea a Litha es un periodo altamente luminoso. Y al igual que como se mencionó  en el artículo de Beltane, la mayor cantidad de luz implica que las plantas podrán hacer una mayor cantidad de fotosíntesis, es decir, podrán generar por sí mismas una mayor cantidad de alimento, lo que les permite crecer, florecer y comenzar a formar sus frutos y semillas, y también implica que en la atmósfera circundante a las plantas hay una mayor cantidad de oxígeno. 

Este es el momento también en el cual, en climas mediterráneos, la temperatura comienza a volverse excesiva y los seres humanos comenzamos a sentir la necesidad de refugiarnos del sol cuando este está en sus puntos más fuertes durante el día. Es por lo tanto una época en que la luz y el oxígeno abundantes nos entregan energía, pero en la cual también la temperatura comienza a superar el rango óptimo para el ser humano. Y es en este contexto que se vive Litha y la Navidad en el hemisferio sur.


Litha y su potencial vinculación con la Navidad

La fiesta de Litha se asocia a la luz, los seres féricos y otros similares, entre otras cosas. Dentro de este contexto no resulta realmente discordante celebrar la Navidad, considerando elementos como el muérdago, los pinos y sus piñas y los cuentos y personajes folclóricos o ya tradicionales como duendes, el viejo pascuero o santa claus, y otros más. 

La utilización de plantas como ornamenta, propia de la Navidad, calza perfectamente con Litha, momento en el cual las plantas están en su máximo potencial, hecho que podría derivar de la mayor disponibilidad lumínica, y por ende, de hacer fotosíntesis. Por otra parte, aquellas plantas que son propias de la decoración navideña, como el muérdago y los pinos, son plantas que no solamente tienen la capacidad de resistir a las heladas y permanecer verdes durante el invierno (razón por la cual se utilizan como ornamentación durante el solsticio de invierno del hemisferio norte, que calza con la Navidad), sino que también son plantas que permanecen verdes durante los tiempos de mayor sequía. Yendo más allá con el simbolismo del pino, tenemos que estas especies vegetales comienzan a dar fruto alrededor de este período, los cuales consisten en las características piñas de estos árboles y que justamente son muy utilizados en la decoración navideña.

Por otro lado, uno de los elementos más importantes de Litha es la luz o el fuego. De este modo, la decoración con velas y luces propia de la navidad, también se puede fácilmente sincretizar con una decoración propia de Litha, donde en la noche se encienden luces que potencian este período y le dan fuerza al Sol que está pronto a morir. De hecho, en mi experiencia habiendo vivido en el hemisferio norte, y por ende, pasando una navidad en invierno, me parece que es mucho más encantadora una navidad en verano. Esto permite que durante el día las guirnaldas y otros adornos brillantes refuljan gracias a la constante luz solar, y que luego cuando comienza a caer la noche y con ella el frescor, de a poco se vayan encendiendo las luces navideñas. Y con la calidez del verano, es mucho más fácil ir a pegarse una caminata que permita contemplar este espectáculo que con el frío invernal. 




Figura 2. Fachadas de casas en una caminata nocturna por Conchalí e Independencia, Santiago, Chile.

Finalmente, esta es una época que en múltiples lados del mundo está rodeada de cuentos, personajes y juegos con seres mágicos, lo que se condice mucho con la fiesta de Litha, en la cual el velo entre el mundo férico y el mundo humano se levanta. 


Cómo aprovechar a nivel personal y espiritual la fiesta de Litha y Navidad

Si bien tanto el crecimiento personal como espiritual son caminos que cada uno debe crear por sí mismo, tenemos que estas fiestas (tan cercanas entre sí) nos sirven para potenciar nuestro crecimiento en estas áreas.

A nivel personal, la mayor cantidad de luz y oxígeno nos entregan energía para poder finalizar el año apropiadamente, responder a las demandas propias de esta fecha e ir cerrando o asentando aquellos proyectos que están en curso. Sin embargo, el aumento de la temperatura que comenzó desde Beltane comienza a hacerse notorio y empieza a superar el rango óptimo para el ser humano, lo que baja nuestra productividad y nos hace sentir cansados y/o somnolientos. Si bien esto puede sentirse incómodo para algunos, puede ser utilizado como un incentivo a ir bajando el ritmo y prepararse para un mayor descanso en el verano. Y noten que con esto no me refiero a que necesariamente tomemos vacaciones, dado que este es un lujo al cual no todos pueden acceder: sin embargo, el verano es una época que suele estar asociada, por distintos motivos, con mayores oportunidades de relajo y esparcimiento, y el calor que nos da somnolencia puede ser aprovechado para darse mayor cantidad de instancias de descanso, dentro de las posibles.

A nivel espiritual, por su parte, tenemos que esta es la época en que las plantas comienzan a fabricar sus frutos y semillas, mientras que las crías de variados animales ya empiezan a independizarse de sus padres en cierto grado o totalmente. A mí en lo personal me gusta utilizar estos elementos que se observan en la naturaleza y en la flora y fauna urbana para recordarme de aquellos proyectos y propósitos que me plantee en Ostara, revisar su avance y procurar darle la luz y el calor que necesitan para fructificar. En ese sentido, la atmósfera navideña y de fin de año también se puede utilizar para potenciar este tipo de reflexión. Sea como sea, espero que todo aquello que estés cultivando comience a fructificar y te dé más adelante la abundancia que mereces. 




Figura 3. Cerezas, frutos que comienzan a llegar a su madurez cercano al Solsticio de Verano. Su apariencia la hace ideal para los postres de cenas navideñas. 


Comentarios

  1. Recuerda que tú puedes, siempre puedes, sólo tienes que creerlo.

    Un abrazo muy grande.

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