Beltane y el Día de los Muertos en el hemisferio sur

Estamos finalizando Octubre y llega la época en que tradicionalmente en distintos lados del mundo se celebra una fiesta en conmemoración a los muertos. Es una fecha en que se creía que el velo entre el mundo de los mortales y los espíritus se levantaba, creencia de la cual han derivado diversas fiestas que hasta el día de hoy nos repercuten de una u otra forma. Y mientras en el hemisferio norte esta fecha calza con Samhain, en el hemisferio sur esta fecha calza con Beltane, fiesta del punto máximo de la primavera. En el mundo pagano se discute bastante sobre si se debiera o no celebrar fiestas como Halloween o el Día de los Muertos en el hemisferio sur, siendo que es primavera; a mí ambas fiestas me parecen totalmente compatibles, dado que la primavera es la estación del renacimiento y la reproducción y  por lo mismo me parece adecuada para hacer renacer en nuestras mentes a quienes ya se fueron y a la vez recordar que la vida continúa a lo largo de las nuevas generaciones.

Figura 1. Pololos y abejorros aprovechando la primavera en el Cementerio General de Santiago


La celebración de estas fiestas tiene para mí una influencia mayor que la ambiental, y por lo tanto, si bien en esta entrada hablaré de lo que está ocurriendo en el ambiente y nuestra fisiología en este punto del año, hablaré principalmente sobre los aspectos folclóricos de estos tiempos. 


Beltane y otras celebraciones similares


Beltane consiste en una celebración gaélica que se celebraba a inicios de Mayo, cuando se consideraba que comenzaba la época de luz y calor y se comenzaba el pastoreo del ganado. Otros pueblos celtas, así como otras culturas, tienen celebraciones similares alrededor de esta fecha. Pero no hay que olvidar que esta celebración caería en el mes de mayo en el hemisferio norte, y estaría por lo tanto asociada con aquel momento en que la primavera está en su punto máximo. En las costumbres neopaganas, por lo tanto, a aquellos que vivimos en el hemisferio sur nos corresponde celebrar este evento alrededor del 1 de Noviembre. Si te interesa aprender más sobre esta celebración en particular, te invito a leer el artículo de este sabbat en el blog Mágico Despertar o en otras fuentes de tu preferencia. En términos breves, esta celebración está asociada al inicio del verano y celebra fuertemente el retorno a la vida que conlleva la primavera, con lo que también está fuertemente asociada a la celebración de la fertilidad y la vida sexual y matrimonial.

Otra celebración que se realiza en tiempos equivalentes del hemisferio norte, es la noche de Walpurgis. De acuerdo a wikipedia (en inglés), este es un festival de origen germánico en el que se celebraba a Santa Walburga, quien entre sus múltiples facultades tenía la de proteger de la brujería. Debido a esto, se creía que en esta noche los poderes malignos estaban en su punto más fuerte y que las brujas celebraban un aquelarre en el monte Broken. Por cierto, este folclore alemán está alimentado en un interesante fenómeno físico llamado justamente espectro de Broken. Este se da en regiones con alta nubosidad o neblina y consiste en la formación de sombras en estas mismas, lo que hace que las sombras se vean de tamaños gigantes y que puedan llegar a moverse por sí solas al moverse las nubes. Además, muchas veces va acompañado del fenómeno gloria, el cual es ese halo de múltiples colores (como un arco iris) que se ve en la imagen de abajo. Interesante cómo la física nos ayuda a entender lo que antiguamente nuestros ancestros procesaban, y con motivos, como un lugar lleno de brujas maléficas y seres similares. 


Figura 2. "Espectro" formado por las sombras hechas en la neblina, en conjunto con un fenómeno gloria. Imagen de Brocken Inaglory, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15799557
 

Y lo que en realidad me gusta a mí de la noche de Walspurgig, es que de alguna forma me respalda más el hecho de celebrar Halloween. Y es que lo pasé muy bien con esta fiesta durante mi niñez, así que para qué eliminarla de mi vida. Así que si en Alemania y otros países cercanos se cuidaban de las brujas durante el peak de la primavera, pues cuidémonos también por acá en nuestro peak de la primavera. A veces estoy medio convencida de que aquellos que critican tanto el hecho de que celebremos una fiesta que "viene exportada de Gringolandia", en realidad simplemente les dieron muy pocos dulces cuando salían a pedir ¯\_(ツ)_/¯. 

Mi celebración de Halloween en todo caso ha sido bien chilenizada. Cuando era chica, me atraían tanto  las calabazas (que no conocía), que mi mamá me pilló intentando pelar mandarinas y naranjas sin romperles la cáscara más que por arriba con el propósito de hacer con estas "mini-calabacitas". Mi mamá al intentarme explicar qué es una calabaza, compró un zapallo. Yo le pregunté si podíamos hacer entonces una calabaza "como la de las películas". Para aquellos que no conocen los zapallos, les comento que estos tienen una cáscara bien dura, con lo que cuesta muchísimo cortarlos: mucho más hacerles caritas. Pero mi mamá me vio tan ilusionada que intentó cortar el zapallo haciéndole una cara, y lo logró. Ella estaba bien decepcionada con el resultado, de hecho pensó que no me iba a gustar, mas cuando yo lo vi, me encantó. Y en ese Halloween, pudimos lucir un zapallo tallado con una velita en su interior, y yo adoré tanto esa visión que mi mamá volvió a repetirlo años más tarde (aunque no siempre). 

Más tarde, cuando viví en Reino Unido, llegué a conocer las calabazas. Me di cuenta de que eran tremendamente más fáciles de tallar que un zapallo (gracias mamá), pero también de que no tienen nada de carne en contraste con estos. Me imagino que será por temas de suelo o preferencias de sabor, pero francamente yo no gastaría los recursos que implican el cultivo de una calabaza cuando podría destinar esos mismos al de un zapallo y obtener harto más alimento de allí. Y justamente la primavera es el tiempo en que en la zona central de Chile están en su momento los zapallos, así parte de mi tradición de Halloween es hacer zapallos tallados con velas o linternitas adentro. Tradicionalmente se supone que la confección de todos estos vegetales-faroles era para colocarlos en puertas y ventanas y con ellos ahuyentar a los seres maléficos que vendrían en estos tiempos. Así que cuando tallo mis zapallos me imagino la carota bien pesada que le pongo a todas las cosas malas de mi vida, para que se vayan.


Figura 3. Zapallos abundando en octubre en la Vega central de Santiago de Chile.




Figura 4. Calabazas (arriba y al centro) talladas durante mi celebración de Samhain-Halloween-Día de los Muertos en Bristol, Reino Unido y zapallos (abajo) tallados durante una celebración de Beltane-Halloween-Día de los Muertos en Santiago de Chile. 

Por su parte, respecto a celebraciones de mediado de primavera realizadas en el sudamérica, al revisar en la literatura me he encontrado con la Pachallampe, fiesta andina que se celebra tiempo después del Día de las Almas y en la cual se celebra la siembra de la papa. Este vegetal tiene un especial simbolismo en la cosmovisión andina, pues se le asocia con la vida, la fecundidad y la seguridad económica. Durante esta celebración, se realizan diversos rituales para asegurar la prosperidad de la cosecha, entre ellos realizar ofrendas y limpiezas a la madre Tierra, decorar al ganado que realizará el arado y a quienes realizarán la siembra y bendecir los lugares, debido al sincretismo que ha tenido esta fiesta con las religiones cristianas (Choque y Díaz Araya, 2017). En información anecdótica he encontrado también que en esta fiesta el pueblo Mapuche celebra el Pewu ("rebrote"), pero no he encontrado gran información al respecto. 


Efectos de la primavera en nuestro cuerpo y el ambiente


La primavera consiste en una época de transición de la oscuridad a la luz, y del frío al calor. 

El Sol consiste en una estrella que entrega energía lumínica y térmica a nuestro planeta, y ambas energías moldean el comportamiento de los seres vivos que habitan este. Los distintos sabbats del año celebrados por las religiones neopaganas se calzan con los puntos máximos o de transición de estas energías (ver imagen de abajo). En el caso de Ostara o Equinoccio de Primavera, este corresponde al punto de transición de días con una menor cantidad de horas de luz que de oscuridad, a días con mayor cantidad de horas de luz. Sin embargo, el aumento de la luz no es seguido instantáneamente por un aumento de la temperatura; esto se debe a que, a pesar de que llegue una mayor cantidad de energía del sol, toma un tiempo que esta eleve la temperatura de las masas de agua y de aire de la zona. Debido a esto, se produce el llamado retraso estacional. De este modo, es en Beltane que se producirá una transición de temperaturas promedio más bajas a temperaturas promedio más altas. 

                 

Figura 5. Variación de las horas de luz (en azul) y de la temperatura (en rosado) a lo largo del año. Note que esta variación estacional está hecha en función del hemisferio norte. Imagen de Invent2HelpAll - Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=49149898 

En los climas mediterráneos y en otros climas relativamente similares, tenemos que durante la época de Beltane se mezclan el constante aumento de las horas de luz, vinculado con cambios en la melatonina y vitamina D, con el hecho de que las temperaturas todavía siguen estando dentro o cercanas al rango óptimo para el ser humano (más detalles en la sección ¿Qué cambios fisiológicos se producen en el ser humano durante la Primavera? en la entrada de Ostara en este blog).  A esto se suma el hecho de que, durante la primavera y verano, aparentemente gracias al aumento de la luz, aumentan los niveles de serotonina extracelular, lo que estaría asociado con mejores estados de ánimo (Praschak-Rieder et al., 2008).

Por su parte, los cambios observados en la naturaleza también inducen a estados favorables. Por ejemplo, en el estudio de Pratiwi, Xiang, y Furuya (2019), se expuso a adultos mayores a observar parques con árboles de cerezo florecidos o brotes verdes, y este tuvo efectos relajantes tanto a nivel fisiológico (como una menor presión arterial) como psicológico (aumento en estados de actividad y vigor y disminución de estados de tensión y ansiedad). Este rebrote del reino vegetal, que en Beltane en contraste con Ostara está altamente avanzado, implica que tendremos una mayor cantidad de hojas en el ambiente. Las hojas son las estructuras de las plantas que se dedican a la fotosíntesis, reacción química que produce oxígeno, con lo que este rebrote viene acompañado de un aumento en el oxígeno que hay en el aire que nos rodea: aire más rico en oxígeno, significa que en cada respiración tenemos más de este. Y el oxígeno es una molécula que justamente participa en la reacción química llamada respiración celular, la cual suministra energía a nuestro cuerpo. 


Figura 6. Fotosíntesis generando oxígeno gracias al agua, dióxido de carbono y luz solar, con este siendo utilizado por nosotros en la respiración. Imagen de Encyclopedia Britannica, https://www.britannica.com/science/photosynthesis#/media/1/458172/107905.

Por lo tanto, Beltane es un tiempo en que el ambiente y los efectos fisiológicos que este nos genera, favorecen una mayor productividad. En climas mediterráneos, donde la temperatura en el verano sube por sobre del rango óptimo, vale la pena aprovechar al máximo esta época, antes de comience una estación que más bien tiende a bajar nuestra energía. 

Y para finalizar, hay un tema muy asociado a Beltane e importante para la vida que no puedo dejar de mencionar en esta entrada: el sexo (😱). A nivel del neopaganismo, y probablemente también en las celebraciones paganas tradicionales, este festival está asociado a celebrar la fertilidad, los matrimonios, las relaciones sexuales, entre otras cosas similares. Esto me llevó a preguntarme si habría un trasfondo biológico en ello, dado que los humanos, a diferencia de otras especies animales (y vegetales) no tenemos una época de apareamiento como tal, sino que más bien estamos fértiles durante todo el año (con esto no me refiero a que las mujeres estén fértiles durante todos los días del año, pues sabemos que no es así, sino a que todos los meses tenemos la posibilidad de concebir). Y en mi investigación he llegado a concluir que los humanos, definitivamente, no tienen una época que los lleve a un mayor apareamiento, y los estudios que dan un indicio que de que pueda haber una, más bien la sitúan en invierno y verano o en otoño (Björnsson y Zoega, 2017). Mientras las épocas de invierno y verano se asocian a períodos de mayor sexo en los seres humanos debido a las vacaciones, el otoño está presente como época de mayor reproducción en sociedades más agrícolas, donde el otoño e invierno temprano serían aquella época en que la comida es más abundante y nutritiva, mientras que la carga laboral, baja. Por lo tanto, me parece que el hecho de que tantas civilizaciones antiguas hayan asociado esta época con la fertilidad,  más bien vendría de lo que veían en la naturaleza, dado que otros animales de ciclos reproductivos más cortos y con estrategias reproductivas diferentes efectivamente se están apareando en esta época. Además, considerando que el ser humano está disponible para reproducirse durante todo el año, si vienes saliendo del invierno y puedes por fin andar con menos capas de ropa y el ambiente está favoreciendo tu ánimo y energía, no podemos negar que es un momento favorable para disfrutar de las relaciones sexuales y de la sensualidad en sí. Así que si eres de los que te gusta aprovechar Beltane para celebrar este aspecto de la vida, adelante de todos modos. 


Noviembre como mes de conmemoración de los muertos


La tradición de conmemorar a los muertos en este mes no es exclusiva de los pueblos originarios del hemisferio norte (más de esto en sitios como el blog Mágico Despertar  o el canal Seidr Art, si es que Samhain, Halloween y el Día de los Muertos de Wikipedia te parece muy poco o muy fome). Esta celebración también tiene alta relevancia en los pueblos andinos del hemisferio sur, los cuales cuentan con diversas festividades en torno a los muertos, a pesar de que algunas posteriormente acabaron fusionándose (aunque nunca del todo) con el Día de Todos los Santos seguido por el Día de Todos los Difuntos, tras la conquista española y consecuente evangelización católica. 

En el Imperio Inca, durante el mes de noviembre conocido como Aya Marcay Killa (en quechua, "Mes de llevar difuntos), los incas celebraban a sus muertos, los sacaban de sus tumbas, vestían de gala, les preparaban banquetes y los incluían en estos tal y como si estuviesen vivos, para luego devolverlos a su lugar de entierro con múltiples regalos (Abasto, 2019; Ministerio de Educación, s. f). 


Figura 7. Grabado de Felipe Guamán Poma de Ayala, cronista de la época colonial, mostrando como llevan la momia del Inca durante el  Aya Marcay Killa.

En distintos pueblos andinos del norte de Chile, entre estos los Aymaras, Quechuas y Atacameños, se celebra el primero de noviembre el Día de las Almas, y se sostiene la creencia de que en este día los difuntos retornan para compartir un día entero con ellos. En algunas de estas celebraciones, las campanas de iglesias suenan a las 12:00 anunciando la llegada de los difuntos. Estos son esperados con altares, donde se colocan sus comidas y bebidas favoritas, las cuales les dan fuerzas para recuperarse del largo viaje que han hecho para volver al mundo de los vivos y para luego retornar al de los muertos. En los altares también se colocan panes y otros tipos de masas con formas de palomas y escaleras, dado que se dice que vienen en palomas y las escaleras representan la subida al cielo (Maureira, Cornibert & Olavarría, 2018). Rituales similares son realizados en otras regiones cercanas, como en el noroeste argentino, en Perú y en Bolivia (Krmpotic & Vargas, 2018).

Figura 8. Figuras de pan ey otras ofrendas en el Día de Todos los Santos, en los aymaras de Arica. Fotografía tomada por Francheska Arriaza. Imagen tomada de Maureira, Cornibert, y Olavarría (2018), http://revistafacso.ucentral.cl/index.php/rumbos/article/view/22/328. 


Más allá, aunque sin menospreciar la raíz cultural de estas tradiciones, tenemos que noviembre se ha convertido en un mes que en distintos lados del mundo occidental es dedicado a recordar y honrar a nuestros difuntos, lo cual tiene un efecto inherentemente positivo, tanto a nivel social como a nivel individual. 

Tenemos que la muerte por un lado es un tabú en el mundo occidental, haciendo que sea difícil hablar de esta y buscar ayuda en nuestro entorno para procesar, por ejemplo, un momento de duelo o la eterna ausencia de un ser querido (independiente de cuánto tiempo haya pasado desde su ida). Pero también tenemos que, independiente de cuán libremente hablemos de este tema, no deja de ser doloroso y chocante, pues estamos hablando de un destino incierto y desconocido para un cercano, y de la desaparición de este de nuestras vidas. Debido a esto, fijar un periodo de tiempo del año para conmemorar a estas personas, tiene bajo mi perspectiva diversas ventajas: te ayuda a establecer un periodo de tiempo determinado para reflexionar sobre un tema doloroso y/o complejo, asegurándote de dejar tiempo para hacer esto, pero a la vez, sin dejarte pegado en pensar en ello todo el tiempo de tu vida. Por otro lado, te ayuda a hacer reaparecer en tu vida a aquellos que se fueron. Claro está que nadie va a resucitar en este período; sin embargo, gran parte del dolor de la muerte es la pérdida de la relación con quien se fue y su ausencia constante. Por lo mismo, establecer un tiempo en que uno recuerde y reviva a esta(s) persona(s), ayuda a que la relación no se deshaga, si no que continúe de otra manera (quizás unilateral, es decir, sólo por parte nuestra; pero continuando de todos modos) y a que las ideas, personalidad, comentarios, experiencias, anécdotas y hasta chistes de esta persona, continúen en este mundo. 

Algunas personas prefieren rendir este culto o ritual de manera más extendida y conmemoran no solamente a aquellos que conocieron, sino que también a sus antepasados que nunca vieron, y que sin embargo les han permitido estar en este mundo el día de hoy. Es una idea interesante que puede tener diversos efectos emocionalmente positivos para ti. Si bien yo personalmente no conmemoro a mis ancestros lejanos, sí he estudiado su historia hasta lo más atrás que me ha sido posible, y debo decir que dicho estudio me ha ayudado hasta el día de hoy a comprender y analizar los patrones de vida que se han establecido en las distintas ramas de mi familia, y la influencia que estos tuvieron en mí. Más allá de mi experiencia, un estudio de Fischer et al. (2010) encontró que pensar en nuestros ancestros aumenta nuestro rendimiento intelectual, lo cual podría deberse a que pensar en ellos aumenta nuestra percepción de control y nuestra orientación al progreso. 

Por otro lado, al revisar distintas fuentes sobre el tema en la preparación de este artículo, me pillé con un ritual que en teoría realizaban artistas y escritores de siglos antiguos, en los cuales honraban a un linaje de personajes históricos que habían influido en la formación de su persona (Moore, 2017; vista previa del libro acá). En esta, hacían un listado de aquellos autores o artistas que más los habían inspirado y/o influenciado e incorporaban elementos en su hogar u otros lugares cotidianos para rememorarlos y honrarlos. Me parece que este tipo de ceremonia, en conjunto con la reflexión e inspección que conlleva, podría tener efectos altamente positivos en la construcción y consolidación de nuestra identidad y autoconcepto, con lo que tengo planeado intentarlo o pensarlo al menos, tanto por su valor como por entretención. 

Si bien estas celebraciones suelen estar asociadas a sistemas de creencias que incluyen una o varias vidas después de la muerte, no me parece necesaria la creencia para darle un valor a todas estas conmemoraciones, por los efectos positivos que tiene y que ya mencioné. El duelo y la muerte son duros para todos, pero quizás lo son en especial para aquellos que tenemos dudas o certezas de que no hay nada más allá. Por ello, es importante que nos demos a nosotros mismos espacios en los cuales reflexionemos y trabajemos estos eventos que inexorablemente ocurrirán a lo largo de nuestra vida (y al final de la propia). Por supuesto que si tú si crees en la vida después de la muerte, la conmemoración de tus cercanos que se han ido a esta sigue siendo muy importante y puede ser más significativa y emotiva incluso. 

Pero la muerte es un tópico muy largo, y ya hablaré más de esta y de esta solamente en mi próxima entrada. 


Fuentes: 

Abasto, M. A. M. (2019). Costumbres funerarias a la luz de las crónicas de Indias. In XX Encuentro Iberoamericano de Valorización y Gestión de Cementerios Patrimoniales. Los cementerios como recurso cultural, educativo y turístico: Málaga (España), 11 al 16 de noviembre de 2019 (p. 78). Vicerrectorado de Investigación y Transferencia.

Björnsson, D. F., & Zoega, G. (2017). Seasonality of birth rates in agricultural Iceland. Scandinavian Economic History Review65(3), 294-306.

Choque Mariño, C., & Díaz Araya, A. (2017). Ahora sí que es pachallampe: simbolismo, tecnología y memoria en la siembra de papa en Socoroma, norte de Chile. Chungará (Arica)49(3), 411-426.

Fischer, P., Sauer, A., Vogrincic, C., & Weisweiler, S. (2011). The ancestor effect: Thinking about our genetic origin enhances intellectual performance. European Journal of Social Psychology41(1), 11-16.

Krmpotic, C. S., & Vargas, A. N. (2018). El día de los muertos y el cuidado del espíritu en el noroeste argentino. Cultura-hombre-sociedad, 28(2), 227-247.

Maureira, M., Cornibert, S., & Olavarría, W. (2018). Los vivos se desviven por los muertos. Expresiones fúnebres entre los aymaras, quechuas y atacameños en el Norte de Chile. Revista Rumbos TS. Un espacio crítico para la reflexión en Ciencias Sociales, (17), 153-183.

Ministerio de Educación. (s. f.). Día de los Muertos o Día de las Almas; festividad de la cultura andina. Educación para la diversidad cultural. Recuperado 12 de octubre de 2021, de https://peib.mineduc.cl/eventos/dia-de-los-muertos-o-dia-de-las-almas-festividad-de-la-cultura-andina/

Moore, T. (2017). Ageless soul: The lifelong journey toward meaning and joy. St. Martin's Press.

Praschak-Rieder, N., Willeit, M., Wilson, A. A., Houle, S., & Meyer, J. H. (2008). Seasonal variation in human brain serotonin transporter binding. Archives of general psychiatry65(9), 1072-1078.

Pratiwi, P. I., Xiang, Q., & Furuya, K. (2019). Physiological and psychological effects of viewing urban parks in different seasons in adults. International journal of environmental research and public health16(21), 4279.

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