Mi símbolo poco tradicional de Ostara: el huevo que no eclosionó 🥚

He hablado sobre Ostara y sobre cómo aprovechar los cambios que caracterizan a la primavera en mi entrada anterior. Sin embargo, hay algo que me dejé fuera y que quiero compartir debido a que me ha dado tanta fuerza y determinación para mi vida, tanto en el día a día como en los tiempos difíciles. Que puedas obtener lo mismo al leer esta entrada y recordarla. 

Hollywood y otras tendencias del cine, los comerciales, las redes sociales y quizás incluso los cuentos de hadas, nos han llevado a creer que la vida es más fácil de lo que es. Nos muestran a un protagonista experimentando algunas dificultades en la vida, pero superando todas estas para finalmente ser premiado con un largo y duradero final feliz. Estoy bastante segura de que esta enseñanza está mal no solamente porque no es real, sino porque además condiciona a nuestro cerebro a creer que si trabajamos suficientemente duro, se supone que vamos a obtener lo que queremos. De este modo, si experimentas fracasos en tu vida o vives cosas que no quisieras vivir, la conclusión más intuitiva que viene desde dicha visión es que no trabajaste suficientemente duro. Y el próximo paso es volverse adicto al trabajo o tener una baja autoestima (o ambas a la vez). Pero la bueno de esto es que esta perspectiva viene de las películas, series, comerciales y cuentos: no desde la realidad. Apartémonos por un rato y observemos la naturaleza y la vida, y obtendrás una visión diferente respecto a cómo funcionan las cosas. No es tan bonita como las películas, ni tan fácil. Pero no te apunta con el dedo cuando fracasas y más importante aún: es real, basada en observaciones. Bien, déjame contarte una historia real para explicarme. 

Hace un poco más de un año estaba me encontraba en cuarentena tal como el resto del país (el resto del mundo en realidad). Las cuarentenas en Chile, durante ese tiempo, implicaban que uno tenía permiso a salir de su casa solamente para comprar o hacer otras cosas esenciales que nunca tuve necesidad de hacer (como ir al médico) dos veces a la semana por 2 horas. No había permiso para salir a caminar al parque o a un cerro y de todos modos estos estaban cerrados. Hubo un montón de gente que nunca siguió realmente esas reglas, pero eso era para ellos, porque yo por mi parte no me iba a arriesgar en términos legales. Así que estaba confinada a mi departamento estudio, sola la mayor parte del día porque mi pareja es un trabajados esencial. Pero más importante todavía, estaba confinada a mi escritorio y mi computador por mi trabajo remoto de profesora y el título profesional que estaba obteniendo mediante estudios online. Nunca en mi vida he gastado tanto tiempo estando tan inmovilizada. De todos modos no era realmente capaz de tomar conciencia al respecto, salvo por los dolores y cambios en mi cuerpo, dado que estaba todo el día ocupada. Necesitaba algo de apoyo y lo encontré en la escasa naturaleza urbana que rodea a mi departamento. 

Cuando Ostara se acercaba, sin embargo, estaba empezando a cansarme un poquito de todo: el trabajo y los estudios estaban siendo demasiado, y las pocas películas o documentales que era capaz de ver durante los fines de semana no eran suficientes para sentir que la vida era algo más que una lista de quehaceres que tachar. Así que dejé, una vez más, que el sol cambiante me diera más fuerza, y un día, como si la naturaleza supiera todo mi dramita, un par de tortolitas comenzaron a venir a mi ventana y las de mis vecinos cercanos. Dos días más tarde o por ahí, no estaban solamente viniendo: estaban comenzando a construir un nido en la ventana de mi vecino de al lado. Yo estaba tan contenta como si la misma diosa Ostara hubiese realmente venido a saludarme (y también, para ser honesta, un poco celosa de mis vecinos por el hecho de que las tórtolas estuviesen anidando en su ventana y no la mía XD). A pesar de que no estaban en mi ventana en sí, las alimentaba todos los días (total solo tenían que volar un poquitito para llegar) y hablaba con ellas, motivándolas (no lo necesitaban realmente, pero yo sí). Estaba tan encantada que incluse le mostré fotos a mis estudiantes y les conté que iba a ser abuela pronto: algunos de ellos también estaban bien emocionados y una incluso declaró que ella iba a ser la tía.    


Figura 1. Tórtolas en la ventana de mi vecino, con la mamá comenzando a ponerse para pronto poner los huevos. Hay pedazos de pan en la baranda de mi ventana. 


Pasó el tiempo y nunca vi a los pollitos ni lo escuché. Un día, cuando me pillé con mis vecinos entrando a su departamento, les pregunté sobre las tortolitas. Me contaron apenados que los pollitos aparentemente nacieron muertos; los padres incluso siguieron viniendo por un par de días y trataban de moverlos, pero al ver que no pasaba nada, finalmente se fueron. Mis respetuosos vecinos enterraron a los pollitos y tiempo después se cambiaron del departamento. Mis estudiantes más tarde me preguntaron sobre los pollitos y juntos lamentamos que hubieran muerto y yo les recordé que la vida es así de difícil y que hasta los pájaros deben pasar por cosas como estas. 

Pero las tórtolas siguieron viniendo durante el año. Vinieron durante el verano y luego en el otoño, y un poquito menos pero aun así cada semana y media durante el invierno. Por mi parte seguí alimentándolas un poco y seguí hablando con ellas. Comenzaron pasearse yendo y viniendo por la baranda de mi ventana cada vez que venían y no les daba comida y a veces uno sentía como si estuvieran a punto de entrar a mi hogar. Estoy bastante segura de que les gusta la variedad de plantas que tengo ahí: les gusta el enriquecimiento ambiental que me he hecho a mí misma. 

Era invierno 2022, yo estaba trabajando en otro colegio en un sistema híbrido donde solamente los viernes las clases eran 100% online y cuando la estación comenzó a terminar, mis amigas tórtolas comenzaron a venir con más frecuencia. Un día me di cuenta que estaban haciendo pruebas a lo largo de mi ventana, como buscando el mejor lugar para un nido. En mi ventana tengo simplemente botellas de plástico cortadas como maceteros, así que eran muy pequeños para ellas. Les dije que mi ventana no era en realidad un lugar muy apropiado para un nido. Ellas no estuvieron de acuerdo y un día comencé a verlas con ramitas en sus picos. Les volví a decir que no era una buena idea y ellas se apuraron a no escucharme. Esto era un sábado, y el domingo en la mañana le dije a mi pareja que podíamos ir al punto de reciclaje y ver si pillábamos una cajita o botella más grande para poner como macetero para las tórtolas. No conseguimos la gran cosa y yo no estaba convencida de que la cajita que habíamos encontrado fuera adecuada, pero en la tarde ya había un huevito en el borde de nuestra ventana. Así que tuve que hacer el mejor nido improvisado que me fue posible con dicha cajita y que al menos podía amarrar a la baranda de la ventana, con lo que puse ahí con mucho cuidado el huevo (foto de eso abajo). Era hermoso y aterrador: a lo mejor los padres no iban a regresar después de toda la intervención, pero el nido en el borde de nuestra ventana era demasiado inseguro, así que no teníamos mejor alternativa.  


Figura 2. Caja-nido improvisada en donde pusimos el huevo. Tenía como 4cm de largo y era tan bello, que le tomamos una foto mientras hacíamos el nido. 


La mañana siguiente la madre o el padre volvieron y en la tarde vi un segundo huevo en el nido cuando el otro progenitores vino a hacer el relevo. Por cierto, estudié que en estos pájaros ambos padres empollan el nido: el padre durante el día y la madre durante la noche. Más tarde llegué a ver estos relevos e incluso tuve suficiente suerte de poder mostrarles uno a mis estudiantes durante las clases online de un viernes.

De acuerdo a lo que estudié online, los huevos iban a eclosionar entre 12-14 días. Era el día 14 y todavía no estaba viendo ni oyendo nada. Temía que los huevos no fueran a eclosionar o que los pollitos nacieran muerto de nuevo. Pero no era realmente capaz de ver mucho, porque tanto yo como mi pareja estábamos en el trabajo la mayor parte del día. Era el día 16, un sábado, y el padre vino a tomar el relevo. Mi pareja y yo nos acercamos sigilosamente a la ventana y esperamos para ver si podíamos ver algo. Y lo hicimos: dos cabecitas peladas, estirando sus cuellos al papá que llegaba y a la mamá que se iba. Estábamos tan emocionados de observar la vida de esta manera, que nos abrazamos, tan contentos de ver a los padres pájaros ser exitosos en su procesos de empollar. 


Figura 3. Tomé esta foto como dos días después, creo, así que estaban más grandes, pero aquí están el par de peladitos. 


Fue una hermosa primera semana de sus vidas, y nosotros pudimos observar, aunque solo durante los relevos, a los pollitos crecer. Estábamos felices de ver que habían llegado saludables a su primera semana. Los pollitos y los padres vivían en calma y liberad, dado que mi pareja y yo estábamos en el trabajo durante el día y dormíamos durante la noche. Igual los molestaba al abrir y cerrar mi ventana para darle comida a los padres (que de ese modo podrían alimentar de manera adecuada a sus hijos) y diciéndoles buenos días o noches y motivándolos: pero ellos simplemente me miraban con calma (o indiferencia D: ...o aburrimiento XD).  

Era un miércoles de la segunda semana y llegué a la casa y vi a los dos pollos fuera de su nido, sentados cómodamente en uno de mis maceteros y tomando el sol. Cuando comenzó a oscurecer, simplemente se volvieron caminando a su nido. Hablé con ellos esa tarde y les dije que no tenían razón para estar asustados de nosotros, que estaban a salvo aquí y que podían tomarse el tiempo que quisieran en crecer y aprender a volar (estaba asustada por esto, dado que yo vivo en un piso 10). 


Figura 4. El par de peladitos escuchándome mientras yo hablaba y hablaba, dado que eran tan tiernos y yo estaba tan contenta, que no podía quedarme callada.


Uno o dos días más tarde llegué a mi casa (iba a pronto estar oscuro) y estaba hablando por celular con mis papás, contándoles que estaba segura de que los pajaritos iban a empezar a volar pronto. Mientras hablaba con ellos, la mamá tórtola vino. Comenzó a mover sus alas como si le estuviera mostrando a los pollitos como hacerlo. Entonces, los pollitos comenzaron a imitarla. Le conté a mis padres que en realidad estaba ocurriendo ya mismo y estaba deleitada. Luego, uno de los pajaritos hizo un vuelo cortito a uno de mis maceteros. La mamá empujó al otro pollito fuera del nido, mientras este le piaba como alegando. El pollito más valiente entonces hizo algo excesivamente valiente: voló al aire. Aterrizó en una ventana en el piso 6 o por ahí, y pude ver que estaba aterrorizado. La mamá lo incentivó a seguir adelante. Entonces el pollito voló de nuevo, aterrizando esta vez en el piso 3, donde hay un aburrido patio de cemento. Estaba muy oscuro como para poder ver, e incluso mis propios padres estaban metidos con lo que había pasado, así que les colgué. Mi pareja tiene un monocular, así que cuando llegó (que fue casi al mismo tiempo en que le colgué a mis papás), él trató de ver al pollito. No sabíamos si interferir o no en esto. La madre también estaba en el 3er piso, en el patio, pero no veíamos ningún movimiento indicando la presencia del pollito. El otro por su parte, se devolvió al nido (Bien...digo, después de eso, definitivamente no quiero volar, no gracias). Luego comenzó a llover: la madre tórtola se fue y mi pareja y yo bajamos y pedimos permiso para acceder al patio del 3er piso y traernos al pollito. Lo tomamos y lo devolvimos a nuestra ventana. El pájaro estaba en shock y solé con él toda la noche, y cuando me despertó a las 4 AM no puse resistirme el ir a echarle una mirada: seguía en shock. Lo mismo a la mañana siguiente. Cuando más tarde llegó el papá pájaro, le dije que por favor cuidara mucho a sus pollos y dejé mi departamento con el corazón apretado. 

Figura 5. Obviamente no pude tomar una foto del pollito tratando de volar o cayendo con estilo, pero esta foto de Fauna Paraguay muestra como se veía (mi pollito era bien similar a este). Como pueden observar, las alas ya estaban desarrolladas, con lo que eran en realidad ya capaces de volar. 

Cuando volví en la tarde, solo había un pollito. Usé el monocular para ver si podía pillar al otro, pero no lo pillé. El pollito que quedaba no se movía mucho, pero no estaba en shock, así que no sabía cuál de los pajaritos era. Más tarde, llegaron el papá y la mamá. Ambos lo empujaron fuera del nido y le movían las alas, mostrándole y motivándolo a volar. Pero no había caso: el pollito solamente piaba. Se movió a lo largo de mi ventana y los maceteros, pero estaba determinado a no volar. Los dos padres siguieron intentándolo hasta que se puso el sol, pero lo único que consiguieron fue que el pajarito se quedara parado en el borde del nido, en posición lista para volar, pero sin hacerlo nunca. 


Figura 6. Nuevamente, no pude registrar este momento, pero esta foto de Fauna Paraguay muestra cómo se veía.

Cuando había puesto al pollito de vuelta en su nido el día anterior, observé que los pájaros tenían un desastre en el borde de la ventana. Me preocupada que mis vecinos de abajo alegaran por ello y como ya había molestado a  los pájaros el día anterior al poner a uno de ellos en el nido, pensé que no sería muy grave si limpiaba calladita por allí. Y con mi presencia, logré lo que los padres pájaros estuvieron intentando toda la tarde: el pollito voló a la baranda de la ventana de mi vecino del frente. Estaba aliviada de que fuera capaz de volar, dado que no sabía si era el pollito que se había caído el día anterior y si se había herido con la caída. La mañana siguiente el pajarito seguía en la ventana de mi vecino; el mismo día en la tarde, ya no había ningún pájaro en los alrededores. 


Figura 7. Este es el macetero de mi vecino de al frente, donde el último pollito voló al comienzo (elección más sabia que 7 pisos hacia abajo) y donde los padres también evaluaron hacer un segundo nido (pero no lo hicieron, al menos no por ahora). 

Algunos días más tarde vi a la pareja de adultos en el edificio que está frente al mío y vi a un pajarito más pequeño siguiéndolos. Entonces me arriesgué a ser vista como una psicópata para mis vecinos y usé el monocular de mi pareja para mirarlos: ahí estaban. Los padres, y dos pisos más abajo, el pollito, que se veía casi como un adulto, pero más chico y con el plumaje distinto. 

No sé realmente qué le pasó al otro pollito. Uno de los trabajadores del edificio, el que nos dio acceso al patio, le contó a mi pareja que había visto a un pajarito, como el pollito, otra vez en el patio el día después de que lo "rescatamos" y que cuando fue a ver el pajarito salió volando. A lo mejor ese era el otro pollito (esto pasó el mismo día en que el otro no quería volar). Desafortunadamente, cuando estaba usando el monocular también vi a un pájaro muerto en el techo de otro edificio. Pensé que era el otro pollito, pero más tarde mi pareja me dijo que el plumaje y tamaño del pájaro muerto no se veían como el de nuestros pollitos y también me contó lo que le dijo el trabajador. He oído un montón de pichones de paloma últimamente, así que también es altamente probable que el pájaro muerto no haya sido uno de los nuestros (aunque me sigue dando lástima su muerte). 

Así que los pollitos están ahora volando por el mundo, hasta donde yo sé. No puedo estar segura porque no los he visto más. Pero sus papás volvieron pronto por un segundo round tan pronto como los pollitos volaron. Me los puedo imaginar diciéndoles: ya chiquillos, ya tienen dos semanas, llegó la hora de hacer algo con su vida y dejar el nido. Lo vamos a usar para los siguientes pichones. Pero esta vez estaba demasiado asustada con la idea de un nido en el piso 10, los vecinos alegando por el desastre que dejan los pollitos y yo tenía ganas de abrir mi ventana completamente y no solo 10 cms. Como abrí mi ventana demasiado y saqué la caja-nido, las tórtolas decidieron no anidar de nuevo en mi ventana. No sé si estarán anidando en otro lado, pero siguen viniendo a veces a pasar un rato en mis plantas y comer los bichitos de la tierra de mis maceteros. 

Y así es como alcanzamos el éxito: al tratar otra vez cuando las cosas salen mal. Estos padres no lo lograron en su primera primavera, a pesar de los esfuerzos que pusieron. De todos modos, lo intentaron de nuevo en mi ventana y al parecer lo lograron, al menos con un pollito. Esta historia me hizo reflexionar sobre las posibilidades de fracasar y cómo, a pesar de nuestros esfuerzos, no podemos asegurar que las cosas van a resultar. Hay siempre un montón de factores implicados y cosas que no resultan como planéabamos. Sin embargo, ¿Cómo más podría este par de tortolitas tener un par de crías mas que intentándolo cada vez que puedan? Es por eso que estaban apurados en anidar nuevamente apenas el primer par de pollitos voló. Saben que tienen que hacer uso de cada posibilidad que se les presente. 

Así es como es la vida real: a veces lo consigues, a veces no. Hay árboles, como el nogal, que dan frutos con semillas que tienen que pasar por una fase de dormancia durante el invierno. Algunas semillas germinan en la primavera siguiente, otras en primaveras de años más tarde. De esta forma, el árbol aumenta sus posibilidades de que alguna de sus semillas germine en una primavera favorable y que sobreviva. Así que ahora, durante Ostara, no me enfoco solamente en los proyectos y sueños que he empezado a cultivar, creyendo que todos darán fruto más tarde. Algunos de ellos no lo harán. Algunos a lo mejor, pero años más tarde. La vida es así y los pájaros y árboles me han enseñado que la única forma de conseguir cosas, es seguir haciéndolas, a pesar de saber que no todas van a resultar. Así que no te sientas avergonzado o insuficiente cuando al observar tu vida veas proyectos y sueños fallando o no ocurriendo: recuerda todos los huevos que no eclosionaron a pesar de que los padres los empollaron, los pichones que nacieron muertos o murieron poco después de eclosionar, las semillas que no germinaron y las plántulas que no llegaron a ser un árbol. Es natural. Pero recuerda que los pájaros y árboles que vemos en el mundo, están aquí porque sus progenitores no dijeron "bueno, parece que soy terrible empollando, así que dejémoslo ahí no más" o "parece que no tengo habilidades haciendo semillas, así que prefiero enfocarme solamente en hacer ramas", sino porque sin siquiera pensarlo, ellos siguieron adelante, sacando el máximo de cada oportunidad que tuvieron. 

Si necesitas más motivación para esto, te recomiendo fuertemente este escrito de Paqui Sánchez, de su blog Mágico Despertar. A mí me gustó tanto que lo transcribí para ponerlo en mi pared y leerlo cuando estoy con pocas ganas. 


Figura 8. Huevo de otro pájaro, levemente trizado, que encontré en el suelo de la calle justo cuando estaba en proceso de escribir este artículo, así que le tomé una foto. En esa calle hay solamente palomas, así que creo que el huevo era uno de ellas. Así que hasta las palomas, que han poblado el mundo entero casi, tienen huevos que fallaron. ¿Por qué no tendría uno mismo uno? 

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